Diem Chau nacida en Saigón en 1979, llegó a los EE.UU. a los siete años y ha vivido en Seattle durante los últimos 27 años. Desde que se graduó en "Cornish College of the Arts" en 2002, ha expuesto con su marca registrada pequeñas esculturas realizadas con objetos de uso cotidiano, tales como palillos de dientes y porcelana-en numerosas exposiciones colectivas e individuales en Nueva York, Tokio, Los Angeles, Chicago y otros lugares.
Para su show en G. Gibson en Seattle, el artista expuso una selección de esculturas talladas en crayolas y lápices de carpintero. Especies de vegetales y animales en peligro de extinción que se encuentran en el noroeste del Pacífico son los sujetos de la serie central de la serie, "AZ Noroeste nativos" ( 2013). Veintiséis parejas de diferentes colores lápices de colores y un par para cada letra del alfabeto-fueron montados en pedestales de madera individuales y se muestran en dos cascos de tapa de vidrio.
Las obras diminutas son representaciones de animales como el águila calva, la orca, el lince y cabra montés, así como las flores silvestres y organismos marinos. Hay también, en un caso, un ser humano: para la letra Q , Chau esculpió una figura que representa a un indio de la tribu económicamente asediado Quinault . población en la Península Olímpica, cerca de Seattle.
Examinando de cerca, las esculturas se revelan a sí mismas como una técnica artística muy variada. Estas obras no sólo ponen en manifiesto la propia herencia dual de Chau, sino también transmiten que todos somos parte de un gran ecosistema. Además de "AZ Noroeste nativos," Chau muestra ocho lápices de carpintero tallados. Dos de estas esculturas ( El cuervo y el sol y el último oso ) están vinculados a los nativos americanos, mientras que los demás aluden a África. Las cifras de El Último Gorila y El último elefante son particularmente pequeñas (cada uno es no más de un cuarto de pulgada de alto), y, sin duda, se exalta la capacidad del artista para tallar el grafito poroso sin romperlo.
En La Última Serpiente , Chau logró crear una escultura utilizando tanto el grafito del lápiz y la madera que lo rodea, tallando el instrumento de escritura a distintas profundidades para crear una forma que sugiere una serpiente (el grafito) que se arrastra entre las rocas (la madera) . En este nuevo trabajo, Chau alista motivos ecológicos y antropológicos a efecto considerable, creando esculturas delicadas que nos advierten de los riesgos de ignorar el frágil equilibrio de la naturaleza.
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